Un pequeño paraíso de biodiversidad empieza a revelarse en mi finca de ‘Los Altos’. Lizeth y Cristian confirmaron en LANKESTERIANA 17(2): 251-260. Universidad de Costa Rica, 2017, el encuentro de tres nuevas especies de las colecciones que habían realizado cuando eran aún estudiantes de Agronomía. Las denominaron Pleurothallis indecora, Pleurothallis juveniles y Pleurothallis lueriana. También Lizeth encontró por la misma época una nueva especie del mismo género en la región del Queremal a algunos kms de mi finca en un clima más cálido y más húmedo; la denominó Pleurothallis queremalensis. Ambos creen que en mi finca de ‘LOS ALTOS’ deben existir más especies de orquideas por descubrir y se lamentan de que el ejercicio profesional que tienen en la actualidad les impida seguir sus exploraciones. Su trabajo de investigación como se recuerda en entradas anteriores del blog, no obedeció a un proyecto institucional, sino a su pasión por el tema y sus esfuerzos personales.
A) P. indecora. B) P. juveniles. C) P. lueriana. Fotografías de Lizeth Rodríguez y Cristian Useche
De otra parte, Sebastián Moreno, un biólogo que trabaja como guía de ecoturistas, acaba de publicar en la misma revista LANKESTERIANA 17(2): 193-202.(2017). Universidad de Costa Rica, el descubrimiento de la especie Lephanthes vargasii, realizado el año pasado cuando acompañaba a unas ciudadanas checas que visitaron mi finca para reconocer especies nativas de orquídeas. Está trabajando aún con otras dos colectadas en esa visita.
Lephanthes vargasii. Fotografía de Sebastián Moreno
Admiro esa capacidad que han desarrollado para reconocer por pequeños detalles aquello que es distinto y el placer que les produce el descubrimiento. Quisiera que ese trabajo se replicara con gramíneas, insectos, animales o arbóreas…. aves. Anteriormente Pablo Iván Gallo, había mostrado la diversidad de especies en el mundo microbiano de las micorrizas en los suelos de mis potreros.
Surge la tentación de reflexionar, de tejer hipótesis, de especular un poco. Cómo no hacer relaciones, para nuevamente observar, descreer de las conclusiones formuladas y volver a empezar, en el mundo infinito de nuestra ignorancia. El trabajo de estos jóvenes se ha concentrado en los potreros, entre los árboles que rompen la rutina del pastizal, en sus bordes con los bosques de galerías regenerados naturalmente para proteger pequeños nacimientos de aguas o para impedir el tránsito del ganado a pendientes riesgosas o en los bordes con relictus de selvas nativas. Allí, los potreros arborizados parecieran el espacio que hace visible lo invisible de nuestra naturaleza tropical. El tránsito difícil por el interior de los bosques impide encontrar en la selva aledaña esa biodiversidad en tan poco tiempo (Sebastián encontró en tres días más de 60 especies florecidas; la colección de fotos de Cristian y Lizeth pasaba de 100 especies). Al fondo, al Occidente, recibiendo y ayudando a reorientar los vientos húmedos del Pacifico, una silenciosa, imponente e inmensa selva tropical de montaña podría ser la madre natural de esa biodiversidad. Al frente, en el cañón del río Dagua, el efecto Fohen hace surgir una gran extensión de terrenos semiáridos y un sol ardiente alcanza a irradiar su calor a ‘ Los Altos de San José del Salado’ provocando contrastes fuertes de temperatura entre el día y la noche y un clima menos húmedo por el oriente. El apaciguamiento de los vientos en la madrugada asienta las nubes en el ‘piso’ del cañón, encerradas por un ramal de la cordillera Occidental que se despliega en los linderos altos de la ciudad de Cali, ‘Los Farallones’. Los viajeros madrugadores pueden observar la magnitud de ese fenómeno climático cuando empiezan a descender desde el km 18 a 2000 m de altura dirigiéndose a Buenaventura. Hace recordar el volar por encima de las nubes de los aviones…..la parte alta de las montañas despejada. Una hora después, casi todos los días, esas nubes retornan a ‘ Los Altos’ en forma de neblina por vientos de sentido contrario, creando la sensación de oscuridad que anuncia la llegada de la lluvia, que algunas veces ocurre en forma de brisas pasajeras. Momentos de estabilidad aparecen y desaparecen hasta que empieza la tarde y llegan de nuevo los vientos del Pacífico arrastrando neblinas que aparecen y desaparecen de nuevo. Un entorno ambiental que debe influir en la vegetación y al que nos debemos de adaptar quienes habitamos los ‘Altos’. La variabilidad ambiental -diaria- que provoca la zona de transición del Pacífico con el Cañon, está probablemente conectada con la biodiversidad que se encuentra en los Altos. También la variabilidad de la zona montañosa que ocasiona variabilidad espacial de la humedad según la pendiente, la ubicación frente al sol, diversidad de especies vegetales y animales que transportan semillas y crean la oportunidad a especies de árboles que aprovechan los espacios abiertos de los potreros para reproducirse y crecer, tolerados por el administrador temporal del territorio… Recordemos también que las orquídeas son micorrizógenas obligadas, y en los bosques tropicales la presencia de suelo aéreo es común en muchos árboles, el ‘Siete Cueros’ (Tibouchina sp) es uno de ellos, especialmente generoso. Un sistema de múltiples interacciones debe estar ocurriendo. Suzanne Simard, se divertiría mucho en nuestros territorios replicando sus investigaciones sobre las grandes redes de micorrizas que sirven de medio de comunicación química y de solidaridad en los bosques canadienses. Acá esa red se extiende a infinidad de epifitas que se aprovechan de la generosidad de los árboles que las acogen. Nuestra capacidad de comprensión formada en la búsqueda de relaciones causa-efecto, se agota cuando se trata de encontrar explicaciones al mundo natural, hipercomplejo de la zonas tropicales. Es admirable la vida y la muerte como se encadenan para crear procesos complejos incognoscibles, infinitos quizás; en el entretanto los humanos, la especie más privilegiada del planeta, en su inconciencia, prolonga hasta niveles insostenibles sus instintos depredadores.
La biodiversidad en nuestro medio es un hecho OBSERVABLE, ocurre y nos asombra en los sitios donde la naturaleza tropical puede desplegar su potencia y los esquemas de desarrollo local ceden paso a las tentaciones de los modelos uniformizadores. Voy a insistir aquí en un tema que he planteado anteriormente: el uso de herbicidas es un método de trabajo que debe sustituirse por estrategias de convivencia ingeniosas con aquello que por prejuicios culturales hemos denominado ‘malezas’. Quiero invitar a los lectores a disfrutar de los aportes de nuestros jóvenes investigadores de la biodiversidad y de la excelente conferencia de Susanne Simard en TED en los siguientes links:
https://revistas.ucr.ac.cr/index.php/lankesteriana/article/view/30155/30139
https://www.researchgate.net/publication/318988068_A_new_species_of_Lepanthes_Orchidaceae_Pleurothallidinae_from_Colombia_with_a_large_and_protruding_column
Una respuesta a “Aumentan a 8 las Especies de Orquídeas ‘Nuevas para la Ciencia’ Descubiertas en los ‘Altos de San José del Salado’”
Excelente Profe, Un abrazo