El agrónomo francés Michel Sebillotte construyó la noción ‘efectos acumulados’ para asociar las operaciones técnicas que se repiten con alguna frecuencia con consecuencias en el mediano y largo plazo en los medios de cultivar o en los rendimientos. A partir de esta noción, Sebillotte nos enseñó que era necesario estudiar la historia de los lotes de cultivo. Quiero relatar en esta ocasión las reflexiones sobre el uso operativo de la noción que me generó una conversación telefónica con un ganadero de pequeña escala. En el hato de 10 vacas lecheras, el año pasado dos animales presentaron hematuria crónica (sangrado abundante y constante con la orina), enfermedad diagnosticada por los veterinarios como incurable y generadora de muerte por anemia en corto tiempo. La preocupación del interlocutor iba en aumento porque la enfermedad había aparecido en otros dos animales y a ese ritmo su hato iba a desaparecer.
Convencido de que un porcentaje importante de los problemas de salud (incluidos los nuestros) son iatrogénicos, es decir, los hemos creado con nuestras prácticas cotidianas o de curación, me dediqué a preguntarle al consultante sobre el modo de manejar los animales, la alimentación y todo aquello que pudiera precisar la perspectiva analítica del veterinario quien englobaba la enfermedad en el grupo de las que ‘entran por la boca’ y la atribuía a la misma causa que había escuchado en la universidad: el consumo de helecho ‘macho’ (Pteridium aquilinun, var. caudatum) presente en los pastizales de las zonas andinas de suelos ácidos e infértiles.
La finca se encuentra situada en el trópico húmedo a 800 msnm y el pastizal está dividido en 7 potreros sembrados con el pasto africano braquiaria. Me causó curiosidad el tipo de rotación: 30 días de descanso y 25 días de ocupación. El tiempo de ocupación me pareció exagerado y hasta asombroso, así que pregunté sobre el estado en que quedaban los potreros al salir, su enlodamiento, la capacidad de recuperación del pasto. El ganadero no veía allí ningún problema para el sistema de producción. El clima cálido y húmedo dotaba al suelo de condiciones ideales para el crecimiento de las plantas y él se encontraba muy contento con el pasto braquiaria afamado por la recuperación rápida; incluso esta fue una de las razones por las que compraron la finca. Todo bien, como decía nuestro admirado“’pibe’ Valderrama”, excepto por la hematuria. El recuerdo de una lectura que había realizado en la década del 70, en pleno ‘boom’ de los braquiarias en los centros experimentales, me llevó a preguntar sobre el contenido de materia orgánica de sus suelos ya que no olvidaba que los nitritos habían intoxicado animales en algunos sitios del Brasil; aunque mi experiencia me alertaba que no debía ser el caso, la diarrea frecuente indicaba problemas con la dieta.
Con esta pista empecé a tejer la hipótesis: si los animales ocupaban cada potrero durante 25 días seguidos, quería decir que después del tercer día -según lo que nos ha enseñado André Voisín- el pasto estaría rebrotando y que los animales consumirían en 22 días, rebrotes que no tendrían tiempo de madurar en el paso de nitritos hacia proteínas. Así las vacas estarían consumiendo altas dosis de nitritos en cada rotación. El efecto acumulado por el consumo repetido podría causar la hematuria crónica. Además cuento con otras observaciones para apoyar la hipótesis: mi vecino tiene muchos casos de hematuria y su sistema de pastoreo es extensivo y permanente, lo cual indicaría que los animales también consumirían en muchas ocasiones cogollos de pasturas y además se observa presencia de diarreas. En mi finca se ha presentado un caso en 10 años, pero ocurrió en un momento de crisis de oferta de pastos cuando no disponía sino de 20 potreros para rotar y el tiempo de descanso del micay se había reducido considerablemente (entre 50 y 60 días, muy corto para este pasto no africano).
Al interlocutor telefónico le recomendé no superar los tres días de pastoreo en cada potrero (período de ocupación), aumentar el número de potreros (por lo menos 60) y disminuir el área de c/u. En el entretanto, complementar la comida de los animales con pastos de corte algo lignificados de los que dice tener en abundancia y pensaba erradicar porque ya no los necesitaba.
Hasta aquí dejo la hipótesis. Espero que investigadores que dispongan de recursos la puedan evaluar experimentalmente. Solicito a otros ganaderos curiosos que compartan sus observaciones, similares o contrarias, para acopiar mayores experiencias al respecto y hacer evolucionar el tema que durante más de 40 años ha seguido señalando como causa el consumo de Helecho macho. Con esta metodología André Voisín formuló la hipótesis sobre la relación entre las aplicaciones de Potasio y la enfermedad «Tetania de la hierba»: escuchar las opiniones de los agricultores y contrastarlas con las de los especialistas.
Bienvenido entonces el encuentro de dos agronomías, representadas por Voisín y Sebillotte separadas entre si por 30 años, y el ‘mundo real’ expresado en el empirismo campesino, la otra ciencia de la agricultura, en palabras de André Voisín.
REFERENCIAS
Sebillotte, Michel. 1987. Systéme de culture. Une concept opératoire pour les agrónomes. Document exposé au Consell Scientifique du Depártement d’Agronomie de l’INRA, Grignon (France). Trad. Amparo Materon de Reina.
Silva M. Milton J. Hematuria enzootica bovina (HEB)
http://www.ebooksde.org/files/JEW/hematuria-enzootica-bovina-avpa-asociacion-venezolana.html. Consulta: marzo de 2015.
Voisín, André. 1964. Influencia del suelo sobre el animal a través de la planta. Obra póstuma sobre conferencias ofrecidas en Cuba. (mimeografiado)